martes, 1 de julio de 2014

Decidir... ¿Libertad o prisión?

Nos movemos por la vida. Incluso cuando estamos paralizados por todo lo que nos rodea, que nos sobrepasa o que nos presenta un oscuro vacío. Y eso es porque absolutamente todo es una decisión.

Un hola y un adiós. Un cerrar los ojos ante unos labios o cerrarlos tras una decisión que traerá lágrimas. Un "no puedo" o un "lo conseguiré"... Créeme, cada decisión depende increíblemente de todas las anteriores. Tenemos demasiadas ante nosotros por lo no nos queda otra que decidir inconscientemente según como seamos.

Sin embargo, siempre llegamos a un punto en el que falla algo, falta algo. Y es ahí cuando debemos decidir si seguir con todo tal como estaba o si cambiar ese pequeño algo (o gran algo)  en nosotros que desencadene todo lo demás.

Parece fácil pero en realidad la costumbre, la inercia, la sociedad tira de ese "dejarlo todo como estaba". No nos gusta andar a ciegas...



... Y así acabamos. Locos. Todos locos.